Si la inestabilidad política de los países se midiera con el número de presidentes en los últimos diez años, Perú podría calificarse como el más inestable del mundo con siete de ellos: Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti y Pedro Castillo.
El último, un maestro rural que ganó las elecciones en 2021, fue detenido el 7 de diciembre de 2022 y encarcelado sin juicio tras anunciar la disolución del Congreso y decretar un Gobierno de excepción. Estaba a punto de afrontar su tercera moción de vacancia presidencial en año y medio, pero había indicios de que esta vez se reunirían los 87 votos necesarios para desalojarlo del poder.
Laura Arroyo García, politóloga peruana que vive en Madrid, rehúye de lo que la mayoría de medios de comunicación calificaron como ‘autogolpe de estado’ al compararse con el de Alberto Fujimori en 1992.
“Mientras Fujimori hacía su anuncio a todo Perú estaban las tropas y los tanques afuera del Congreso de la República para defenderlo, a Pedro Castillo ya iban a buscarlo las fuerzas armadas para llevarlo a prisión preventiva. No podemos llamarlo ‘autogolpe’ porque no tenía apoyo”, dice la analista.
La periodista peruana Jacqueline Fowks atribuye parte de la inestabilidad política de Perú al abuso de las mociones de censura por incapacidad moral. Hasta 2020, sólo se había utilizado para romper con la parálisis política a la que también Alberto Fujimori había sumido a su país con su renuncia desde Japón en el año 2000.
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